Antonio Machado, poeta sevillano y maestro republicano, escribió en junio de 1937, con las dos Españas ya en armas, una reflexión sobre los regionalismos insolidarios puesta en boca de su heterónimo, Juan de Mairena: “Desconfiad de aquellos que dicen ser gallegos, catalanes, vascos, extremeños, castellanos, etcétera, antes que españoles. Suelen ser españoles incompletos, insuficientes, de quienes nada grande puede esperarse”. “Según eso, amigo Mairena” –le responde Tórtolez, su interlocutor, sentado en la mesa un café de Sevilla–, “un andaluz andalucista será también un español de segunda clase”. “En efecto” –responde Mairena–: “un español de segunda clase y un andaluz de tercera”.La lección, que es una inteligentísima proclama en contra de los aldeanismos interesados, tiene la virtud de ser universal: puede aplicarse igualmente en Aragón, Murcia, Catalunya o en Andalucía, como es el caso. La anomalía hasta ahora es que operase en Madrid, que, como todos sabemos y asegura su propaganda turística, se presenta (ante los demás) como “la suma de todos”.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.
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