Según Baudelaire, primer poeta del Parnaso moderno, sólo de Dios puede decirse que “para reinar no tuvo la necesidad de existir”. Es la fe (ciega) de los hombres la que inventa la religión, aunque en el instante en que las creencias adoptan la disciplina de una iglesia, o el ordeno y mando de cualquier facción partidaria, el orden de estos factores se invierta. La política en Andalucía, a meses para un adelanto electoral cuya fecha se mueve arriba o abajo según el día, inmersa en el ritual de la guerra y la propaganda, va a definirse con un patrón similar: quien permanezca (o conquiste) el Quirinale no lo logrará porque obtenga más votos que el adversario, sino si rentabiliza las debilidades ajenas con más acierto que el contrario. Ya ocurrió hace tres años: Juan Manuel Moreno Bonilla, con los peores resultados obtenidos por su partido en el Sur, se convirtió en el primer presidente no socialista de la Junta. Menos, según la fórmula del arquitecto Mies Van der Rohe, a veces puede ser más. Mucho más.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.
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