El 2017 ha sido el ‘annus horribilis’ de Susana Díaz. Empezó con la presidenta de la Junta en la cima de una montaña rusa. Gobernaba en el Sur y su voz tenía influencia en Madrid. Pero, tal y como advierte Nicanor Parra en un antipoema, su viaje político hacia la cumbre terminó meses después con ‘Su Peronísima’ echando sangre por boca y narices. Metafóricamente hablando, por supuesto. Un final nada extraño, en realidad. La ley de la gravedad sigue un principio exacto: todo lo que en un momento dado asciende en exceso, igual que los globos llenos de gas de las ferias, antes o después desciende. Y a veces lo hace de forma violenta.
Un análisis dominical para El Mundo.
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