Sumergidos ya en la enésima campaña electoral -la más corta e inútil de la historia- contemplamos a los candidatos (de siempre) repetir los argumentarios de hace mil años, tratando de hacer verosímil este cuento insoportable. Y, de repente, sorpresa: los escuderos susánidas, Fiscal y Haro, Haro y Fiscal, montan un numerito en el Parlamento a cuenta de la citación de Su Peronísima (reducta) para la comisión de la Faffe, argumentando que en las Cinco Llagas, donde fueron a acercarle el papelito de la convocatoria, no se puede notificar nada a la Reina porque la cámara legislativa «no es un lugar de trabajo». Por fin alguien lo admite: el símbolo máximo de esta autonomía (fallida), creada gracias a la coyunda entre los liberales del tardofranquismo y los socialistas que se afeitaron la barba, no sirve para nada. ¡Bravísimo! Claro que si el Parlamento no es «un lugar de trabajo» -como sostiene el dúo susánida– y el autogobierno es un fake, ¿por qué diablos cobran los diputados? Ah, misterio.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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