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Enrique Murillo y la rueda de la fortuna de la edición

carlosmarmol · 8 noviembre, 2025 ·

La vida es como una noria. Primero estás abajo. Después asciendes. A continuación –si el artefacto cumple la función para la que fue creado– alcanzas la cima, que puede reducirse a un instante pasajero o durar un poco más de tiempo. De repente, sin más lógica que la costumbre, bajas sin remedio. Esta ceremonia de altibajos puede ser eterna –hasta que el destino decida que tu viaje debe culminar– o limitarse a un simple segundo. Depende. Grosso modo, por decirlo en latín, este itinerario es el habitual de cualquier persona, ya se trate de un rey o de la experiencia de un mendigo. No sólo la muerte nos iguala. También lo hace la fortuna, aunque sea con una cadencia que da la (falsa) impresión de que su timón nos obedece. De un modo bastante similar podía resumirse la trayectoria profesional de Enrique Murillo (Barcelona, 1944), periodista, traductor y editor, que acaba de publicar –con gran éxito de crítica, el interés del público y cierto asombro (hipócrita) dentro de los mentideros del libro– unas espléndidas memorias, bien escritas y mejor concebidas, extensas y frondosas, donde relata bastante más cosas que su humilde biografía. Cuenta, como nunca nadie había hecho antes, los arcanos del mundo editorial, que continúa siendo la primera industria cultural de España y (todavía, aunque en inevitable retroceso) uno de los más sólidos puentes de influencia entre la Península Ibérica y los países de la antigua América española. 

Las Disidencias en The Objective.

Benítez Reyes y el reino de las fantasmagorías

carlosmarmol · 7 noviembre, 2025 ·

“Hace poco más de un mes murió mi madre. El cálculo del dolor nunca es exacto: lo imaginé menor. Nos toca desmontar su casa. ¿Hay algo más incomprensible que una casa ajena? Durante años fue también mi casa, la casa familiar, cuando éramos otros, los despreocupados con respecto a tantas cosas, incluido el futuro, pero hoy es un cúmulo de enseres que apenas mantienen relación entre sí (…) ¿Qué se hace con todo eso?”. Felipe Benítez Reyes (1960) sitúa este monólogo –atribuido a un personaje, Miguel Rancés Olivares, del que hablan sus familiares y conocidos, narradores fragmentarios de su estela después de muerto– en su última invención, La gente (Fundación Lara), con la que regresa al territorio de la novela un lustro después de La conspiración de los conspiranoicos (Renacimiento) y nueve años más tarde de El azar o viceversa (Destino)– pero no a la ficción, ya que en este tiempo reunió sus relatos íntegros en Los abracadabras (Renacimiento), incluyendo la última entrega –Por regiones fingidas– y reeditó La propiedad del paraíso (El Paseo), su cuarta obra narrativa. El autor gaditano no deja de escribir desde su feliz retiro (ma non troppo) en su pueblo, Rota, pero lo hace a su ritmo, con el buen gusto de siempre y con esa cadencia serena de quienes todavía conciben la literatura como un oficio de (señores) artesanos. 

Las Disidencias en Letra Global.

Confesiones, sinsabores y santísimas elecciones

carlosmarmol · 7 noviembre, 2025 ·

“Si caminas de espaldas a la meta nunca llegarás a alcanzarla” reza un viejo adagio que subraya –no siempre con éxito– que es poco inteligente apartarse mucho del camino si uno quiere llegar a algún sitio. El presidente de Andalucía, que dentro de ocho meses se presenta por segunda vez a la reelección, presume de haber abierto un sendero propio: la vía andaluza. Pero su problema es que, tras la crisis política desatada hace más de un mes por el grave deterioro sanitario, el terreno tiene baches y empieza a llenarse de guijarros. Moreno Bonilla, que a la vuelta del pasado verano ya tenía diseñada una estricta hoja de ruta electoral –con una llamativa bajada de impuestos para los contribuyentes que vayan al gimnasio y posean mascotas, además de muchas sonrisas y parabienes universales–, ha descubierto que la realidad no respeta los anhelos humanos. 

Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.

‘My Own Version of Me’

carlosmarmol · 6 noviembre, 2025 ·

Se trata de una epidemia. Probablemente sin cura ni tratamiento posible. Así que más vale que, igual que en los tiempos pretéritos de la dictadura los problemas de escasez y de hambre se justificaban, como cuenta Miguel Ángel del Arco en su compendium histórico sobre La hambruna española (Crítica), culpando a la “pertinaz sequía” de todo, ahora cabe decir –y de hecho decimos– que la transformación de la gestión política en un nuevo género de la literatura de ficción ya no tiene vuelta atrás. La enfermedad es crónica y su narrativa, irónica. No hay día en que nuestros gobernantes –que no gobiernan, mayormente posan– no nos deleiten con un sinfín de videos en internet con actos, eventos, iniciativas colosales, foros, diálogos, mesas de debate y otras zarandajas para comunicar –que es el nombre que ahora dan a la propaganda– sus inquietudes, intereses y esfuerzos en favor de la Nación –léase Estado, si lo prefieren– o nos retransmitan hasta su intimidad. No quedan horas libres en su agenda –el último verbo-tendencia en los ámbitos gubernamentales y empresariales es agendar– para tanto relato. Falsísimo, por supuesto. 

Los Aguafuertes en Crónica Global.

España y la interminable posguerra de la hambruna

carlosmarmol · 1 noviembre, 2025 ·

En esta vida (casi) todo se compra y se vende, incluida la muerte (ajena). En la espiral, a menudo interesada, de la memoria histórica, que algunos rebautizaron en su momento como democrática en un indudable alarde de soberbia –porque la realidad de los hechos no cambia de signo porque una supuesta mayoría pretenda impugnarla en función de sus deseos políticos–, existe un capítulo que extrañamente, o quizás no tanto, ha quedado relegado a un papel secundario y lateral, casi se diría que tenebrosamente decorativo. Se trata de la gran hambruna que sucedió a la Guerra Civil, cuyos muertos –más de 200.000 personas, si se cuentan los fallecidos por inanición y los enfermos por malnutrición– no fueron fusilados junto a las tapias de los cementerios ni reposan en cunetas y fosas colectivas. Son los muertos más silenciosos. Las víctimas de los horrendos años del hambre, que marcaron la infancia y la existencia de varias generaciones de españoles y cuya huella todavía persiste –aunque descontextualizada– en ciertos hábitos y costumbres familiares.

Las Disidencias en The Objective.

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Ilustraciones: Daniel Rosell