Azaña, el último presidente de la República, que lo sabía por experiencia, dejó dicho que la vida ofrece a cada criatura su propia copa de amargura. Pagando la casa, por supuesto. Nos acordamos de la frase al oír al Reverendísimo reclamar, junto al coro Feijóo, una bajada de impuestos en materia de energía y carburantes, idea que ha cogido con il passo cambiato a su principal rival en las autonómicas, el Ungido Espadas. Hace menos de un mes el candidato del PSOE, que es bastante dado a venirse muy arriba (sin motivo), sostenía que el discurso político del Quirinale sobre los beneficios de una bajada de impuestos era una «tomadura de pelo que no le cambiaba la vida a la gente». Categórico, el Quietista rechazaba que semejante política beneficiase a los intereses de la Marisma. Welcome more taxes.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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