Dos mensajes, dos, destacan del discurso efectista, muy ensayado y sin embargo dubitativo al principio, aunque con un tramo final más decidido, que pronunció el Reverendísimo en el día de esta autonomía tan escasamente autónoma, porque nuestro dinero -esto no ha cambiado- continúa dedicándose a subvencionar una burocracia inútil y a mantener la paxmeridionalis entre la nutrida legión que vive del sagrado autogobierno. El primero fue la apelación a las capacidades de la sociedad indígena. Il Presidentino dijo básicamente que podemos. Bien. Eso ya lo sabíamos. La pregunta es otra: ¿queremos? O mejor dicho: ¿pueden ellos? El segundo asunto, transido por la incógnita electoral, que es de calendario y también de resultados, es la llamada –Call for Victory– a «no parar» y «preservar el esfuerzo». ¿A qué sacrificio se refería el Reverendísimo? ¿Al suyo por no salirse de ningún tiesto? ¿A gobernar con los ultramontani? ¿Al que hace el Ungido Espadas por intentar resucitar a un muerto?
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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