El primer debate del 19J, igual que la fatídica cornada que mató a Paquirri en Pozoblanco, tuvo dos trayectorias. Y ambas resultaron mortales para aquellos que confiaban en obtener alguna conclusión antes de decidir su voto. Los seis toreros -tres mujeres y tres hombres- se organizaron desde el principio en dos bandos casi antagónicos: en un rincón, los integrados (Moreno Bonilla y Marín); al otro, los apocalípticos (Espadas, Olona, Nieto y Rodríguez). Los segundos tenían, de partida, muchísimo más que ganar que los primeros, pero la impresión al término de la faena es que los socios de San Telmo no sólo salieron sin magulladuras, sino victoriosos. A los líderes del PP y Cs les bastaba, igual que a Tomás Rodaja, el personaje del Licenciado Vidriera, la novela ejemplar de Cervantes, con salir neutros.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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