A Sevilla no ha llegado todavía el otoño, pero cualquiera diría que en términos culturales vivimos una floreciente primavera. Sí. Sobre todo para algunos. Como a pesar de nuestra leyenda -lo que oigan son insidias, queridos indígenas-, somos de naturaleza pacífica, e incluso piadosa, no entraremos -por ahora- en excesivos detalles. Hay tiempo. Sólo diremos, porque la verdad es la guía de nuestro oficio, que en el ámbito de la cultura municipal la cosa mejora por momentos. Cuando no nos habíamos repuesto aún del susto -truco o trato- por el agujero del millón de euros de facturas pendientes generado por los impagables Cerrejón & Cía, aconteció el ‘plagio Cañas’, que ha obrado el milagro de que la ‘videoartista’ nos dedique montajes ad hominem y poemas (esperamos que originales) en los que nos describe (de oídas) como apóstoles de la sevillanía, esa patología costumbrista. Se nota que está muy informada.
La Noria del miércoles en elmundo.es.
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