Los ultramontanos, que están encantados de conocerse, como todos los fundamentalistas católicos, monaguillos de la candelaria incluidos, han empezado a cogerle el gusto a votar con el PSOE y Podemos-IU en las Cinque Piaghe. Parece raro, pero es normal: Vox forma parte de la oposición aunque, hasta ahora, se haya opuesto a muy poco y durante el último año y medio sostenga a un gobierno melifluo que no ha hecho niente, excepto nombrarse a sí mismo y sustituir a una ínfima parte de los mochileros y colocados del susanato por los amiguillos de la pandilla y el coro rociero, en su mayoría cercanos a ese cabo de Hornos que es la cincuentena, cuando –dicen– comienza el ocaso.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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