Ted Kennedy, el patriarca más longevo de la Camelot norteamericana, y el único que no falleció por muerte violenta, decía que en la política ocurre como en las matemáticas: todo lo que no es totalmente correcto está mal. Es el único reproche que podemos hacerle al alcalde de Pedrera, Antonio Nogales (IU), que ha sido protagonista -a su pesar- de la jauría en la que se ha convertido la política posmoderna, esa lucha infame por el poder que consiste en mentir sin freno a través de las redes sociales sin pagar ningún coste. El regidor, que desde hace una década dirige el ayuntamiento de esta localidad de la Sierra Sur, tierra dura de jornaleros y canteras, dijo para intentar calmar a una horda de vecinos irritados en contra de la minoría de origen rumano que también vive en el pueblo que a él le gustaría ver a mucha gente fusilada, pero que este camino no conduce absolutamente a ninguna parte.
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