Todos los gobiernos, por definición, mienten. Incluso aquel que usted, querido indígena, víctima del habitual espejismo de la democracia aparente, cree haber votado. Dado que el arte del embuste es un principio general de la acción política, tarea en la que los próceres de la Marisma ponen todo su talento y dedicación, y para asesorarles tienen a sueldo (nuestro) a un ejército de primitivos periodistas con el fin de contribuir –profesionalmente, desde luego– a la confusión, cabe colegir que cualquier gobierno con mayoría absolutísima mentirá absolutísimamente, sobre todo cuando simule decir verdad. Es el caso del Quirinale, que ha celebrado un consejo telemático antes de las vacaciones para tratar “asuntos de personal”. El término es enternecedor, pero exacto. Nada de “recursos humanos”. Lo que se dirime es lo que le interesa a su personal. Nuestros políticos llevan 50 días dedicados a nombrar gente.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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