El vacío que causa la muerte -esa hipótesis que no queremos que se convierta en realidad- y la incertidumbre que provoca la enfermedad, tan extendida ahora que apocalipsis consiste en añorar la rutina, nos arroja interrogantes. Sobre todo dos: ¿Tenemos realmente un Estado del Bienestar? ¿Son las autonomías eficaces a la hora de protegernos frente al desamparo? La respuesta a ambas cuestiones es el relativismo. Depende. De esta crisis, que afecta a la salud pública, pero también a muchas de las certezas en las que hasta ahora creíamos, dependerá la consideración social del sistema público de salud y la supervivencia del deficiente servicio de atención a los dependientes, el gran grupo de riesgo ante el coronavirus.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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