Durante este demediado mes de julio, mientras Sánchez, l’Insonne, bajaba a la Marisma para dar un paseo militar (con jura de bandera) ante las belicosas huestes del socialismo indígena, que se han vuelto pacíficas, los militantes de IU, que en la práctica han terminado siendo una sucursal de Podemos, aprobaban la gestión de su jefe de escuadra, Valero (Toni), con una mayoría del 81%. Parece una cifra abrumadora, pero no lo es. El tamaño de una victoria depende del rango de la muestra. Y en los restos de la coalición que el PCA se inventó en los años ochenta para no presentarse ante la sociedad con la bandera comunista -aquel experimento comenzó con el Manifiesto de las Amapolas– las bases que votan las cuestiones orgánicas no pasan de 4.000 personas, la mitad de todos sus militantes.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
Deja una respuesta