No hay cambio sin protesta ni cura sin homilía. La investidura de Juan Manuel Moreno Bonilla (PP) como presidente de Andalucía comenzó ayer entre la frialdad de los socios que han articulado la nueva mayoría parlamentaria –PP-Cs-Vox–, el abatimiento cósmico de los socialistas, la ira (contenida) de las izquierdas y las protestas (relativas) de una parte del movimiento feminista, temeroso de que el gobierno andaluz les retire las subvenciones que cobran de la hacienda autonómica. Fue un preámbulo contenido y discreto, lleno de elocuentes silencios.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.
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