A veces la única forma de avanzar consiste en quedarse quieto. Existe, sin embargo, quien piensa que es preferible mirar hacia atrás, aunque el riesgo, como profetiza la Biblia, sea convertirse en una estatua de sal. El nuevo experimento político que impulsan la Violeta Rodríguez y el Argonauta Maíllo para –léanlo ustedes en condicional hipotético– adelantar por la parte de la izquierda al peronismo rociero recuerda mucho a aquel delirio del sorpasso de Anguita, que confundía los deseos íntimos –la toma marcial del Quirinale de San Telmo- con la cruda realidad -Andalucía no es de izquierdas, únicamente lo parece–.
Las Crónicas Indígenas del sábado en El Mundo.
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