Marco Aurelio, emperador estoico de Roma, escribe en sus Meditaciones: «Quien mira el presente ha visto de una vez todas las cosas: las que ocurrieron en el insondable pasado y las que van a suceder en el porvenir». Basta contemplar el tenor del nuevo curso político, que en realidad es un decurso, porque se asemeja más a un descenso (al Averno indígena) que a una carrera contra el tiempo, para darle toda la razón. El presente es un lapso brevísimo, pero en la Marisma congrega simultáneamente antecedentes (perdidos) y porvenires (antiguos). Todo es una y otra vez lo mismo. No salimos jamás de la misma charca. ¡Viva el entusiasmo! El Reverendísimo prosigue con salud y sonrisas su ruta (electoral) de estío -camisa oscura, pantalón claro- por ermitas, museos y laboratorios, cantando en todos estos lares la increíble e inexistente gesta de lalocomotora andaluza y anunciando a los hombres y mujeres de buena voluntad su Quattrocento. «Regocijaos, andaluces: vivimos en el mejor de los mundos posibles (gracias a nosotros)».
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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