Los náufragos pueden, como en la canción de David Bowie, ser héroes por un día. Si la suerte les acompaña cabe incluso la posibilidad de que reinen cuatro años, que es el tiempo exacto de una legislatura y el destino que los astros parecen haber establecido para Juan Manuel Moreno Bonilla (PP), el presidente de la Junta de Andalucía. Hace ocho meses, antes de las elecciones del 2D, nadie daba un duro por su supervivencia. El político malagueño, de currículum discreto, por no decir exiguo, ocupaba la dirección del PP en el Sur sin que los resultados le acompañaran. Se encontraba sentado sobre un volcán: el sector crítico del PP indígena, liderado por los cospedalistas, antiguos hijos de Javier Arenas que, siguiendo a Freud, habían matado al padre (cuya salud sigue siendo envidiable), afilaban las armas para dar un cuartelazo tras una victoria susánida que nunca llegó. Las derechas sumaron. Y una milagrosa carambola permitió a Bonilla, con menos votos que nunca, ser el primer presidente no socialista de Andalucía. Más de uno, como Zoido, se quedó con la brocha en la mano.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.
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