Uno de los rasgos que identifican a las religiones vivas, aquellas que realmente tienen fieles, es el grado de popularidad de sus eventos fundacionales. Donde veamos solemnidad, boato y obstinación ritual rara vez encontraremos fe, que es una costumbre espontánea. Y viceversa: las auténticas creencias no requieren de grandes conmemoraciones porque se profesan (todos los días) o sencillamente se ignoran. Cuando una efeméride únicamente causa el entusiasmo de los devotos profesionales -los sacerdotes, presbíteros y diáconos que viven de la Santa Causa- podemos certificar que se trata de una creencia embalsamada, aunque nos la expongan todos los años de cuerpo presente, igual que un Niño Jesús de Praga.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
Deja una respuesta