A juzgar por la interpretación (interesada) que los socialistas andaluces, y algunos periodistas sensibles, hacen del escándalo de los ERE, confundiendo sus preferencias personales con los hechos, el Tribunal Supremo, al confirmar en prácticamente todos sus extremos la sentencia de la Audiencia de Sevilla que condenó a dos presidentes de la Junta de Andalucía, y a buena parte de sus respectivas cúpulas políticas, por delitos de prevaricación y malversación, estaría cometiendo una absoluta injusticia. No hay tal, por supuesto. En la mentira (igual que en las medias verdades) puede haber matices; en la verdad, en cambio, no son posibles. Una cosa es cierta o no lo es en absoluto. La interpretación de cualquier hecho exige tener que admitir previamente su existencia. La subjetividad, sin embargo, tiende a manipular las cosas para limar su aspereza. Es más fácil inventar una fábula que asumir la cicatriz de las evidencias.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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