El Adelantado Marín, envidia de las academias, ha dicho rotundo como el trueno: «¡Quienes se van de Cs no son de Cs, nunca lo han sido!». Parece diáfana, pero la frase encierra un misterio: ¿Quién diablos es de Cs en la Marisma? Básicamente, nadie. Es cierto que el partido naranja tiene su dirección en la República Indígena -los referentes- y cargos públicos -los pensionados-, pero, como distingue perfectamente el español, una cosa es ser de Cs y otra, asaz distinta, estar en Cs. Decíamos ayer que los socios del Reverendísimo Bonilla en el Quirinale iban a tener serios problemas para hacer sus listas electorales y los hechos, siempre generosos, nos han dado la razón. Como diría el Emérito, es un orgullo y una satisfacción. La cola para entrar da la vuelta a la calle San Fernando de Sevilla. En Santo Domingo de la Calzada, rúa triste, se percibe prisa por salir disparado hacia donde el viento tampoco es que sople mucho, pero al menos no molesta.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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