Uno de los fenómenos más divertidos del cambio (de cromos) en la Marisma es la facilidad con la que algunos cambian de opinión -léase el PP con el asunto de los pisitos gratis para los altos cargos- y otros, básicamente los nuevos pesebristas, modifican su lenguaje. Llevamos tres maravillosas semanas contemplando el espectáculo y podemos enumerar -sin esfuerzo- un sinfín de neoconceptos, términos casi sublimes y extraordinarios hallazgos expresivos que persiguen el grado absoluto del eufemismo. Sucede por ejemplo con los asesores que, gracias a la carambola del Reverendísimo Bonilla, y al cambio de pareja del Adelantado Marín, acceden de pronto a San Telmo o a una consejería. Por lo general lo anuncian (al mundo) al modo Scarlett O’Hara: «Hoy cierro una intensa etapa profesional y comienzo un apasionante desafío que me hará crecer. La vida es cambio».
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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