El teatro forma parte del ritual de la política de la misma manera que desde el origen de los tiempos es un reflejo oscuro sobre los vaivenes de la existencia. “El mundo entero es un gran escenario”, escribió Shakespeare. Óscar Wilde coincidía, pero introducía un matiz: “Sin duda lo es, pero el reparto de actores resulta deplorable”. Cómicos mediocres para una obra –a ratos drama, por momentos sainete– que los supera. Así es la política española en estos instantes. Andalucía, por supuesto, no es ninguna excepción, aunque en su caso el libreto de la ópera en cartel –siempre exótica– persiga una catarsis inversa: lograr algo de estabilidad (relativa) en un escenario lleno de incertidumbre, ira y polarización. Las derechas reunidas, que son un trío donde un matrimonio (PP-Cs) acepta episodios de adulterio interesado (Vox), viven un momento extraño en su poliamor.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.
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