El optimismo, que goza de buena prensa en el mundo contemporáneo, en general adolescente, es una actitud que nace según sople el viento. “El diablo es optimista si cree que puede hacer peores a los hombres”, escribió el gran Karl Kraus. Es sabido que en política, además de convencer y cosechar votos, conviene dominar las artes del astrolabio: quien identifica una tendencia social cuenta con una indudable ventaja (política) para –como cantaba Radio Futura– “aprovechar la ola”. En el Quirinale, sin embargo, donde hasta ahora han gozado de un viento de cola constante –tres años sin una verdadera oposición social y política, sanchismo, atomización de la izquierda, hundimiento de Cs–, parecen haber perdido el sentido de la contención, cosa común cuando se obtiene –sin hacer nada– un triunfo absolutísimo.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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