La forma más sencilla de retroceder es quedarse quieto. En lugar de permanecer exactamente en el mismo sitio, sin moverte, caminarás automáticamente hacia atrás. Para quienes todavía se estén preguntando por las razones de esta paradoja -que es física, pero también política- basta recordar que la vida es un movimiento perpetuo y la muerte, su opuesto. Aunque alguien decida no mudar de sitio, el resto del universo evoluciona y, por tanto, altera la posición de cualquier objeto estático. Algo similar sucede en la vida pública de la República Indígena: los que han detenido su historia en ese punto cada vez más lejano que fue el 2D, el día de la gran carambola, van camino del cementerio. Y aquellos que presumen de haber hecho cambios, en el fondo, saben que no han alterado absolutamente nada, salvo la epidermis de las cosas.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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