Algunos creerán que el asunto nos deleita -tenemos cosas mejores con las que distraernos- pero sucede que aquí, en la Marisma, las cuestiones relacionadas con la Función Pública son un tema capital. Mayormente porque los políticos hacen política -esto es: demagogia- con los empleados públicos y una parte de éstos forman parte del colectivo más victimista que existe. Sólo les ganan los pérfidos nacionalistas. Según Fernando Villalón, el mundo se divide -exagerando- entre Sevilla y Cádiz. Los ciudadanos, a efectos laborales, pertenecemos a dos estirpes: los funcionarios o asimilados -que no son cosas iguales- y aquellos que trabajan para el sector privado (o para sí mismos). Unos crean riqueza mediante la inversión de capital y el trabajo. Otros prestan servicios a la sociedad. Aquí termina tan idílica descripción.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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