Los consejos de gobierno de las derechas se parecen a las vísperas del pregón de Semana Santa: artificio full, teología infantil y amplificatio máxima para parir -con perdón- un ratón. Esto es: nada importante. Que el cambio en Andalucía va a tardar en llegar ya no es el tema. La cuestión es -sigue siendo- si va a haber realmente cambio, porque de escabeche tenemos de sobra. Se preguntaba ayer Bendodo (Elías), el consejero múltiple, si es que Su Peronísima (marchita) sabe con antelación el orden del día de sus reuniones. Por supuesto que lo sabe: las fugas de información (delicada) son constantes. ¿Esperaban otra cosa al dejar en el Quirinale a los fontaneros del susanato? ¿Confiaban quizás en que los espías del peronismo rociero no reportarían a quienes les regalaron la canonjía de aposentarse (sin oposición, sin concurso de méritos, sin nada más que la fidelidad perruna) en la administración regional? Pues no. En la Marisma las lealtades -que son básicamente relaciones voluntarias de dependencia- no se establecen por contrato ni por decreto. Son asuntos íntimos, cosas de famiglia.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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