El soliloquio del Reverendísimo en las Cinque Piaghe, también llamado debate sobre el estado (de postración) de la Marisma, aspiraba a amplificar la pretensión ecuménica de las derechas reunidas. Il Presidentino habló durante hora y media, ante un auditorio mayormente silente, sin excesivo entusiasmo -sólo le aplaudían los suyos, cosa que no tiene mérito, porque les pagan justamente para eso-, y vino a decir dos cosas. Primera: tendremos presupuesto y gastaremos lo que podamos (sin más impuestos). Segunda: es mejor ir en pandilla a pedirle a Moncloa los 23.000 millones de las hipotéticas ayudas europeas de reconstrucción. Como en realidad no hubo debate, ni siquiera coloquio, sino una suma ensimismada de sucesivos parlamentos, el Reverendísimo insistía una y otra vez en su homilía de todos somos buenos y juntos seremos más buenos aún. No es verdad, por supuesto, pero él quedaba bene.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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