Cuando una crisis se acomoda en el sofá de tu casa, los consensos sociales duran menos que los farolillos de la Feria en una tarde de lluvia. Imagínense ustedes, queridos indígenas, como sucede en la Marisma, si las noticias económicas se convierten en una epidemia. La República Meridional tiene por delante dos años de inflación desbocada e índices de desempleo que no bajarán -en ningún caso- del 20%. El Quirinale insiste en que vivimos en el Quattrocento. For sure. Los socialistas, en cambio, se han convertido en pesimistas radicales y, a falta de una Casandra, han designado a un tal Gaspar Llanes como nuevo curator de campaña para que, en unos vídeos deslumbrantes y antológicos, rodados nel garage di casa sua, explique al personal, mientras sube y baja una escalera vieja, el inmenso tamaño de nuestra desgracia: «Hooola, soy Gaspaaar y estoy aquí para explicaros (a todos y a todas) la política de trastero de Moreno Bonilla. Sube, sube, suuuube el paro en Andalusía. Estamos peor que nunca; baja, baja, baaaja la riqueza en Andalusía«. A la función le han puesto nombre: #elChascoAndalú.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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