En cualquier aspecto de la vida -la política, incluida- el liderazgo es el eufemismo que sirve para designar el símbolo (ancestral) del trono, representación del poder (en reposo). Los psicólogos y los politólogos -nueva casta de sacerdotes-, por supuesto, sostienen que se trata de cosas opuestas, pero sus argumentos conducen al mismo sitio. ¿Acaso existe algo que otorgue más liderazgo que la capacidad de conceder premios arbitrarios y someter a castigos a quienes se atreven a pensar por sí mismos? Niente. El término inglés leader no es más que una adaptación líquida de aquello que en las primitivas autocracias y en los actuales partidos políticos -tanto montan, montan tanto- toda la vida ha sido el jefe de escuadra. Il capo. Un verdadero líder ni manda ni aspira a ser obedecido. Su autoridad reside en saber más que los demás, adelantarse a los problemas y poseer un modelo ejemplar de conducta.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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