Los hábitos cotidianos son cuerdas que nos atan a la rutina y, a determinadas personalidades, incapaces de enfrentarse a una realidad ingrata y caótica, les sirven de muletas para sobrevivir cuando casi todo carece de sentido. La política indígena tiene una acusada querencia por los rituales. Tan solemnes, como hueros. Entre ellos, junto a los discursos que no dicen nada –salvo lugares comunes–, está la costumbre (inexplicable) de hacer encuestas electorales sin parar. Nuestros próceres se pasan todo el día mirando estudios de opinión, sondeos, prospecciones sociológicas e informes de tendencias. Creen que así controlan el efecto de sus acciones o, en el caso del gobierno andaluz, las consecuencias de la ausencia de decisiones.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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