Más que un problema óptico se trata de una cuestión mental. La Santa Iglesia del Peronismo Rociero en sus Últimos Días se resiste no sólo a morir, lo cual es comprensible, sino a seguir hablando ex cátedra en nombre de toda Andalucía. No parece prudente que un gobierno en funciones -con el pie prácticamente en el estribo- resuelva otra cosa que no sean cuestiones de trámite mientras se despeja la incógnita (relativa) de la nueva mayoría parlamentaria. Y, sin embargo, ayer nos desayunamos con el portavoz de Su Peronísima (reducta) hablando en nombre del PSOE -que no es exactamente lo mismo que el gobierno- para pedir al Adelantado Marín, al que en Canal Sur andan poniéndole velitas para que les mantenga las canonjías políticas, que diga «qué le ofrece al PSOE para que se abstenga» y, de esta forma, no necesitar los votos de Vox. ¿Y por qué no? ¿No son exactamente iguales que los de los demás? ¿Los despreciaría acaso Ella si los necesitara para una investidura? Quiá.
Las Crónicas Indígenas del martes en El Mundo.
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