El admirado y admirable François de La Rochefoucauld, genio de las letras francesas, maravilloso gruñón en la corte del XVII y señor de la sabiduría amarga, que es aquella que se bebe como el café sin azúcar que siempre es un aforismo inteligente, sostenía que las únicas copias buenas son las que nos permiten apreciar el ridículo de los originales. Touché. En la política indígena, desde luego, esta afirmación no es que sea troppo vero. Es que es verissima. Ha sido volver de las vacaciones, esa costumbre burguesa, y ver al Ungido Espadas tomar las riendas del socialismo meridional hacia un territorio inexplorado, incierto e ignoto. El Quietista se fue diciendo que aspiraba a que el PSOE no fuera «ni derechas ni de izquierdas», que no es lo mismo que estar en el centro.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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