Una de las causas (múltiples) del hundimiento del PSOE en la Marisma, consumado en 2018 y avalado por los resultados de este 19J, es que, durante sus casi cuatro décadas de hegemonía electoral –que no fue económica ni tampoco social–, convirtieron todas las desgracias de la República Indígena en una industria patrimonial que, disfrazada de un abyecto paternalismo, perpetuaba la dependencia y nutría los haberes fenicios del clientelismo más interesado. Hasta tres generaciones distintas de socialistas han vivido de este cuento, que alternaba la compra de voluntades –porque había quien las ponía en venta, exactamente igual que ahora– con la utilización del presupuesto público como si fuera un predio familiar. Si la derecha históricamente ha replicado la institución de la empresa familiar, donde importa más el parentesco que el talento, el PSOE andaluz jamás ha salido del círculo vicioso de la pandilla eternamente adolescente.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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