La escenografía, en teatro y en política, es un arte cuyo objetivo consiste en dotar de cierta credibilidad a las mentiras habituales que contiene el libreto. Tuvo que ser en Ferraz, símbolo del poder federal del antiguo socialismo, tomado ahora por el sanchismo insomne, donde el Ungido Espadas, que es candidato a la Junta sin dejar de ser alcalde de Sevilla, y por tanto no es ninguna de las dos cosas por completo, siendo ambas sólo a tiempo parcial, asombraba al orbe -repárese en la amplificatio– diciendo que Él todavía está dispuesto a pactar el presupuesto con el Quirinale si el Reverendísimo Bonilla y el Adelantado Marín, envidia de las academias, lo hacen como su señorito desea que se haga. Pues va a ser que no, mosén. También es mala suerte, porque quien va a pagar -en las urnas- tal dependencia es V.M., no el dúo de San Telmo, del que se podrá decir lo que se quiera, pero no que guarden tal obediencia ciega a las generales direcciones de sus partidos.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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