Que la realidad imita al arte, cosa que hemos escrito en alguna otra ocasión en estas crónicas, es un hecho indudable. Tanto que todos los días nos preguntamos si vivimos en el mundo real o inmersos en un chiste infinito. Sucedió el día histórico en el que la plana mayor (es un decir) del susanato, tras su reina coronada, fue a rendir pleitesía a Almonte, donde mora el símbolo cultural máximo del indigenismo meridional. La escena fue deliciosa: vimos a los jerarcas del socialismo meridional vestidos de corto y celebrando la dictadura ancestral de la tierra, que consiste en que unos están arriba y otros -los de siempre- bajo el agua. Poco después se obró otro milagro místico: Su Peronísima (reducta) se hizo una foto con el patriarca Felipe, Marisma al fondo, cual sfumato, antes de que todo se viniera abajo y Cartago se rindiera.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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