La versión oficial del adelanto electoral, esa fábula interesada, sostiene que el Reverendísimo está hablando estos días «con mucha gente» antes de decidir lo que ya está más que decidido. ¡Qué maravilla! En esto de ritualizar lo que todos sabemos de antemano, Il Presidentino no tiene rival: lleva tres años vendiéndonos el crecepelo de que a la Marisma llegó el cambio y todavía lo estamos esperando; aseguró -está grabado- que pretendía agotar la legislatura y ya estamos descontando la fecha exacta de las urnas, sin motivo alguno que pueda considerarse sólido, con una simple variación menor del relatode diciembre. De todo esto se deduce que, como ahora el inquilino del Quirinale deja caer que quizás podría votarse un viernes o un sábado, sin duda votaremos cualquiera de los dos domingos (terminales) de junio.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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