Los políticos indígenas, que no son precisamente una raza en peligro de extinción, sino que gozan de una salud envidiable, son seres muy apegados a los valores de la tierra. Tanto que no han abandonado, a estas alturas del siglo, su afición por el materialismo agrario. Hemos visto un ejemplo hace unos días en Los Palacios (Sevilla), donde los tres únicos concejales que le quedaban al PSOE en el Ayuntamiento, enfrentados a la dirección del partido en la localidad, se han exiliado voluntariamente al grupo mixto, abandonando la organización bajo la que se presentaron a las últimas elecciones municipales. Nada extraño. Los dimitidos, que seguirán como concejales no adscritos, mantienen un enconado litigio con la actual dirección local de los socialistas, que no levantan cabeza desde 2011, cuando, tras más de dos décadas y media de gobierno, tuvieron el mérito de llevar al Consistorio, y también a la Mancomunidad de Municipios del Bajo Guadalquivir, a la ruina más absoluta, previa pérdida de la Alcaldía.
Feudalismo en Los Palacios
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