La vida es una noria. Unos días estás arriba; otros, abajo; entremedias, en mitad de camino entre la cumbre y el infierno. Pedro Sánchez, investido por el Congreso nuevo presidente del Gobierno sin haber sido elegido en las urnas, estaba hace algo más de un año en el paro, que es lo más parecido al ostracismo de los clásicos. No contaba para nadie, carecía de poder alguno y pareciera que el destino le había reservado un papel secundario tras haber sido la patética marioneta de los intereses cruzados de las distintas famiglias de su partido. En sólo un año ganó las primarias y se ha alzado -con el inquietante apoyo de los nacionalistas- con el mando gubernamental sin que nadie, probablemente ni él mismo, lo esperase.
Las Crónicas Indígenas del sábado en El Mundo.
Deja una respuesta