En la biografía de Alberto Carlos Garzón (Logroño, 1985) figuran varios hitos interesantes. El primero es nacer en La Rioja, tierra generosa en vinos. El segundo es pasar parte de su infancia en Marchena (Sevilla), donde las monjas clarisas hacen -con aceite y manteca de cerdo, blanca y rotunda- los mejores borrachuelos que vieron los siglos pasados y verán los venideros. Y el tercero es vivir la adolescencia y la juventud en Rincón de la Victoria (Málaga), una de las patrias del boquerón y vaticano de los espeteros. Dados estos antecedentes, nadie diría que el ministro de Consumo se hizo comunista por hambre. No. Él, por suerte, nunca formó parte de la «famélica legión» a la que La Internacional insta a levantarse en contra de las injusticias del capitalismo.
El Bestiarium en El Mundo.
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