La impía conjunción del calor –el termómetro andaluz no baja de los 40 grados de media– y los elementos, como dijo Felipe II cuando conoció el naufragio de la Armada Invencible, han convertido la guerra del 19J en una batalla, sobre todo, retórica. Los candidatos hablan sin parar, pero los oyentes son menguantes, pensionados o forman parte de la familia. Sin auditorios, los cabezas de lista recurren al lenguaje. La cosa tiene su peligro, porque en el Sur, donde sin duda se habla el mejor español del mundo, una palabra puede significar una cosa, la contraria y ambas al mismo tiempo, sin dejar de remitir a una tercera, cuarta o quinta cosa. Caso práctico: macarenazo. Los legionarios de Vox lo consideran un lema inspirador en la creencia (estéril) de que su sentido sólo es aumentativo, pero en el Mediodía es un término ambiguo
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.
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