Desde que a algunos políticos, incapaces de cambiar la realidad social de Andalucía, les dio por llamar empresarios a los dueños de los bares –toda la vida se les había considerado cantineros, que es un oficio dignísimo–, algunos de ellos empezaron a considerarse a sí mismos la crema y nata de la economía sevillana, los herederos locales de dinastías industriales equivalentes a la de los Ford o los Rotschild. Como los términos economía y sevillana son un oxímoron, igual que el pensamiento navarro al que aludía Baroja, convendría que algunos se bajaran del caballo y volvieran a la superficie terrestre. No es difícil: basta con quitarse la corbata de nudo gordo y olvidarse por un momento que en sus tarjetas de visita han escrito, obviamente en un arrebato de presunción, que son CEO (Chief Executive Officer).
La Noria del miércoles en El Mundo.
Deja una respuesta