Las elecciones son milagrosas. Fíjense ustedes cómo es la cosa, queridos indígenas, que unas horas después de conocerse los resultados electorales del 28A en la Marisma, que para unos son el augurio de una resurrección socialista –tururú– y para otros suponen un frenazo en el inquietante ascenso de los ultramontanos de Vox –tampoco es el caso–, quiso la casualidad, ¡oh maravilla!, que el Reverendísimo Bonilla sacase del cajón de los altos secretos un avance de las famosas auditorías (relativas) sobre la administración paralela de la Junta, ese ecosistema donde los pesebristas son cientos –o quizás miles– y cobran todos los meses sin haber superado, en la mayor parte de los casos, ninguna prueba, oposición o concurso. Familias enteras, y hasta tres generaciones distintas de las mismas estirpes, fueron en su día favorecidas por la igualdad peronista, tan generosa con las canonjías que pagamos todos.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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