Ni Roma se construyó en un solo día ni Zamora se ganó, como sostiene el viejo proverbio castellano, en una hora. Hasta para crear el universo, cuenta el Génesis, el Dios del Antiguo Testamento necesitó una jornada –la séptima– de descanso. La batalla por la Moncloa, que para el PSOE es defensiva en la misma medida que en el caso del PP de Feijóo se trata de un asedio sostenido con disciplina militar, va a requerir dos estaciones. La primera –los comicios locales y autonómicos del 28M– es un apeadero de tránsito. La segunda, las inciertas generales de finales de 2023, supondrán el final del trayecto para uno de los dos contendientes del nuevo bipartidismo español, que vuelve a ser dominante pero sin recuperar la hegemonía. En un viaje en tren una encrucijada de paso situada en un punto exacto de la vía puede ser el augurio –o acaso la fatalidad– que nos traerá el destino. El paisaje, lejos de aparecer de forma súbita ante la ventana, se hace presente a medida que discurre la marcha. Si prescindimos del condicionante local, esto van a ser los comicios de esta primavera. Sobre todo en Barcelona y Sevilla, las dos plazas más simbólicas del duelo entre el sanchismo y los nuevos genoveses.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.
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