François de La Rochefoucauld, dueño de un conocimiento despiadado sobre la verdadera naturaleza humana, decía que una de las múltiples modalidades de la afectación –ese defecto privado que necesita manifestarse en público– consiste en negar la mayor y predicar que uno no es en absoluto presumido, sino humilde, aunque sea con la mayor de las vehemencias posibles. La descripción del gran moralista francés define, con mágica exactitud, el carácter íntimo de Juan Manuel Moreno Bonilla, que desea que todo el mundo le llame Juanma –aquí no le vamos a dar ese gusto– y dice no olvidarse jamás de sus raíces en Alhaurín El Grande (Málaga) –aunque naciera en Barcelona–, pero cada vez protagoniza con más frecuencia rituales de corte napoleónico que diluyen la verosimilitud del cuento que ha elegido encarnar.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.
Deja una respuesta