Se lo preguntaron un día a Keith Richards, el guitarrista de The Rolling Stones: «¿Ha tenido problemas con las drogas?». «No, los he tenido con la policía». Podemos trasladar la paradoja a la República Indígena, donde vivimos la cuenta atrás del susanato o lo que es lo mismo: la hégira definitiva del peronismo rociero. Inmersos estamos en el ritual de la desconversión: la Reina se ha enrocado -sueña con la cristiana resurrección de los difuntos-; los pesebristas no terminan de creérselo y los heraldos, ah, los heraldos, ruegan a todos los santos que el grifo de la generosidad (que sale de nuestros bolsillos) no se cierre. Su Peronísima (reducta)se consuela haciendo de estadista, con citas a Macron y Salvini, y el cuento de que la democracia está en peligro en la Marisma. ¿No es acaso el voto libre el que la va a sacar del Quirinale? ¿No son 395.978 los andaluces que apoyan a los ultramontanos?
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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