Shakespeare, que es infalible, dejó dicho -por personaje interpuesto- que cuando la desgracia nos alcanza nunca lo hace sola, sino con la forma de un sinfín de batallones. Se trata de un augurio acertado. Sobre todo en el caso de Su Peronísima (marchita), que celebra (es un decir) el primer aniversario de su expulsión de Il Quirinale (por decisión de los andaluces, que dieron la mayoría parlamentaria a las derechitas rumberas) y doce meses (casi exactos) de irrelevancia política. Enhorabuena. La vida, desde luego, tiene un extraño sentido de la ironía: quien ejerció -sin piedad y por herencia digital- el poder absoluto en la Marisma durante el último lustro tiene ahora que mendigar un protagonismo que no se debe a sus actos, sino a un tiempo perdido para siempre en el calendario inmisericorde de los días.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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