El peronismo rociero, que pasará definitivamente a la historia este naciente mes de enero, ha comenzado su primer año post-trauma con indicios de honda perturbación sensorial, igual que en la saga de La Guerra de las Galaxias, donde Obi-Wan-Kenobi, el maestro de los famosos caballeros jedi, cuenta así la destrucción del planeta Alderaan: «Sentí una gran perturbación en la Fuerza, como si millones de voces gritaran de terror, y luego fueran silenciadas. Temo que ha ocurrido algo horrible». Nos gustaría mucho mantener esta misma emoción al relatarles el nuevo cuento político de la Marisma, queridos indígenas, pero las elecciones del 2D son un spoiler: desde la misma noche de autos estaba muy claro cuál sería el desenlace del famoso adelanto electoral, convocado a la vuelta del último veranillo premium en Santi Petri con aquellos innecesarios cantos de Su Peronísima (ahora reducta) a su propia felicidad (personal) que hacían presagiar un mal viento, después convertido en huracán.
Las Crónicas Indígenas del miércoles en El Mundo.
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