No hay forma más elocuente de darle la razón a los adversarios en el arte del teatro -incluida su variante política- que desdecirse (sin reconocerlo). En el caso del Quirinale, cuyo inquilino maior parece cada día más el personaje de Space Oddity, la canción de David Bowie -«Ground control to major Tom / Your circuit’s dead / There’s something wrong / Can you hear me, major Tom?»-, podría hablarse directamente de deshacerse. No es una licencia, sino una evidencia. Ha sido coger cuerpo el frente sanitario -interesado, sin duda, pero también con ese aval que sólo otorga la realidad, de la que las urnas apenas son una aproximación, para ver al Quirinale -sección propaganda- saturar las redes sociales con hermosas imágenes de gente emocionada en los hospitales para celebrar la humanidad de sus profesionales.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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