¿Habrá un eclipse Sánchez? Las encuestas y los estudios de opinión, cocinados casi siempre al gusto, venían a decir (hasta el martes) que este escenario era remoto –de ahí la obstinación de los socialistas en no rubricar un acuerdo con su izquierda– pero no necesariamente imposible. El hartazgo popular, que es transversal y profundo, ha convertido los comicios de noviembre en una incógnita creciente, casi desatada. A una cita electoral uno puede intuir (espejismos aparte) cómo entra, pero nunca tiene la seguridad completa de cómo saldrá. Si es que sale entero. En Andalucía, en los famosos idus de diciembre que cambiaron el mapa político reciente, sucedió algo equivalente: todos creyeron en las encuestas hasta que las evidencias se impusieron. Los nuevos comicios de otoño tendrán un efecto diferido en la política meridional. No van a provocar ninguna crisis inmediata pero señalarán cuál es el nuevo marco de juego y, en cierto sentido, pueden abrir otra etapa distinta, más compleja, en el experimento de cohabitación entre las tres derechas.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.
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